Charlie Donlea gana puntos entre sus lectores recurriendo a giros argumentales. En esto es un maestro, y seguramente en ello resida el éxito de una novela como La chica que se llevaron.
Este thriller psicológico deja al lector con una sensación a medio camino entre el asombro, la satisfacción y la frustración por haber sido incapaz de prever el final.
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